Y eso que te tuve cerquita, eh. Bien bien cerquita desde el primer día. Tan cerca que podríamos haber vivido mas, conocido mas, hablado mas. Pero no.
A veces me siento a imaginar que hubiera pasado si desde instante que te vi en la terminal, nos hubiéramos dado cuenta de lo inseparable que somos. Pero no.
Tuvimos que esperar quince de veinte días entre sierras, caminatas, carpas y colectivos para vernos y darnos cuenta y desatar ese torbellino que todavía no somos capaces, ni podemos ni queremos frenar.
(Después nos alojó la ciudad y tu avión y esa maldita diferencia horaria)
A veces me siento a pensar como seria, que sería y quién serías vos y quién sería yo cuando finalmente nos tengamos cara a cara para volver a darnos cuenta.
todavia estoy esperando que te des cuenta
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